
Durante la dictadura porfiriana se consideraba esencial para el desarrollo del país la participación de capitales extranjeros, ellos se encargarían de desarrollar nuestros recursos naturales. En este tiempo los inversionistas extranjeros tuvieron todas las facilidades para manejar tales recursos, tenían bajo su control casi a todas las autoridades civiles de la zona petrolera, fijaban los precios que las tiendas de raya ponían a los productos de primera necesidad. Además, las empresas disponían de impuestos para el establecimiento y mantenimiento de sus industrias.
Una vez derrotado el gobierno de Porfirio Díaz, y durante la lucha revolucionaria, la industria petrolera se apartó del proceso económico general del país. Durante este tiempo dos empresas extranjeras predominaban en el país: La Standard Oil (Exxon) de origen norteamericano propiedad de Rockefeller, y la Royal Dutch constituida por capital holandés e inglés, así el 60% del petróleo mexicano estaba en manos de compañías inglesas y el 39.2% en manos de norteamericanos.Después de la Revolución Mexicana y aprobada la Constitución de 1917, el artículo 27 señaló el derecho de la nación a tener en propiedad exclusiva la tierra, el subsuelo y las aguas en los límites del territorio mexicano; lo cual se oponía a los intereses de los extranjeros.
En 1935, las empresas de capital extranjero, trataron de impedir que se formaran sindicatos, sin embargo se logró crear sindicatos en las compañías, pero las condiciones de trabajo entre ellas eran muy diferentes.
El 27 de diciembre de 1935 se formó el Sindicato Único de Trabajadores Petroleros. El 29 de enero de 1936, este sindicato se incorporó al Comité de Defensa Proletaria, y de la cual surgió, la Confederación de Trabajadores de México (CTM). El 20 de julio de 1936, el Sindicato Único de Trabajadores Petroleros realizó su primera convención, y formuló un proyecto de contrato general con todas las compañías y convocó a huelga para exigir su cumplimiento.
Lázaro Cárdenas que era el presidente de México tuvo que intervenir a fin que las compañías firmaran dicho contrato, pero no tuvo éxito y la huelga se pospuso hasta 6 meses esperando que se firmara. Así el 28 de mayo de 1937 estalló la huelga, lo que paralizó al país entero ya que no se despachó gasolina en doce días. El presidente hizo un llamado a la nación para que la huelga terminara pero los trabajadores se negaron. Luego las compañías declararon que no tenían fondos para cumplir las demandas de los trabajadores; dicho esto se mandó investigar y se llegó a la conclusión de que "la industria petrolera mexicana produce rendimientos muy superiores a la de Estados Unidos".
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